viernes, 10 de febrero de 2012

A DORMIR SOLOS



En épocas anteriores ha sido normal que los niños por mucho tiempo, incluso años, durmiesen en la misma habitación que sus padres. Hoy en día hay varias teorías que afirman que dormir solitos es mejor para ellos y para sus padres.
En primer lugar hay que desterrar el sentimiento de culpa que muchos padres experimentan, pues creen que dejar a los bebés solos en sus cunitas es un atentado, un acto de desamor o de descuido, siendo este pensamiento totalmente erróneo. Por el contrario, dormir solos es el primer voto de independencia y de libertad que los papas regalan al niño/a, y con este acto están sentando las bases de una sana autonomía y de su seguridad emocional.
En nuestra opinión, el bebé debería dormir en su cunita desde que sale del hospital, ya por razones higiénicas, pues el sistema inmunológico aún no esta maduro y necesita dormir en un espacio muy limpio, con sus propias sábanas y cobijas.
A los tres meses de edad, el niño/a ya debería dejar el cuarto de los papás y dormir en su propia habitación, pues tener su propio espacio le ayuda a desarrollar una identidad propia, le da independencia, seguridad y confianza. Si, por el contrario, pasan los meses y el niño/a sigue durmiendo en la misma habitación que los papás, muy seguramente el niño/a crecerá con apegos malsanos, se rebelará y hará pataletas cuando se le obligue a dormir en su propio cuarto.
Según estudios especializados, un niño/a que duerme solo/a alcanza un sueño más tranquilo y prolongado, en cambio cuando el niño/a duerme con los papás, éstos se paran a menudo a revisarlo, la mamá lo despierta para darle de comer cada cierto tiempo, y ésto causa en el niño trastornos del sueño, además de poder influir en el sobrepeso del mismo. Además de estas consecuencias para el niño, también existen consecuencias para los papás, como son el no poder disfrutar de un sueño tranquilo para estar en sus jornadas más receptivos y relajados.
Es un motivo frecuente que nos consultan muchas familias, el hecho que los niños/as que han dormido con sus padres por mucho tiempo, incluso varios años, resientan la separación cuando se les indica que deben dormir solitos. Es posible que se sientan desplazados, inseguros o rechazados, pues a esta edad no alcanzan a comprender, a nivel emocional, que sus padres quieran sacarlos del cuarto donde la han pasado tan bien hasta el momento. Por otra parte, es frecuente que estos niños experimenten miedo a la soledad, a la oscuridad o a los ruidos de la noche cuando enfrentan el hecho de dormir en su propio cuarto. Suelen despertarse a mitad de la noche con llanto o pesadillas, su sueño es de menor calidad y presentan mayores niveles de estrés. En cambio aquellos niños/as que están acostumbrados a dormir solos desde temprana edad, aceptan este hecho como algo completamente natural en sus vidas, sin ningún traumatismo.
También queremos poner de manifiesto que el hecho de que el niño/a duerma en la misma habitación que los papás, conlleva una afectación de la vida íntima de los padres, que puede verse alterada tras el embarazo y nacimiento del bebé; si a esto le sumamos la larga permanencia del niño en la habitación marital, podemos encontrarnos que se produzca un enfriamiento innecesario de la relación matrimonial.
Por último, y a modo de tranquilizar a los papás, hoy en día hay muchos recursos que facilitan el hecho de que el niño pueda dormir solo en su habitación. Gracias a los intercomunicadores, los papás pueden estar atentos al llanto o al sonido del bebé durante la noche. Ya no hay excusa para creer que el bebé estará desatendido.
Teniendo en cuenta todo lo comentado en los párrafos anteriores, queremos destacar que tampoco hay que irse al extremo de enviar a los bebes a su cuarto a los tres meses sin mayor consideración por sus necesidades. Hay que recordar que ellos necesitan en todo momento sentirse seguros y estables, rodeados de afecto para poder desarrollarse emocional y afectivamente. Por esto, es importante tener en cuenta estas estrategias para hacer de la experiencia de dormir solitos, un juego y una oportunidad mayor de dar amor.
  1. Decorar la cuna del bebe con objetos lindos y llamativos. La finalidad es que el bebé aprenda a reconocer los objetos y colores de su cuna y su cuarto, y que sepa asociar la hora de dormir con experiencias positivas. Si por algún motivo el bebé se despierta en la noche, se sentirá seguro si encuentra un entorno siempre familiar, sus juguetes, sus móviles, los mullidos protectores de su cuna, un olor, unos sonidos,...
  2. Establecer un ritual previo a la hora de dormir: disminuir la intensidad de las luces, bajar el volumen de voz, darle un baño relajante y un masaje con una crema perfumada, ponerle una pijama limpia y fresca, leerle o cantarle suavemente,... En fin, el límite es la propia imaginación de los papás
Es importante que el niño/a sienta que la hora de dormir es un momento relajante y placentero, no una imposición o castigo. Con algo de paciencia, los papás y los hijos irán creando un leguaje común, construyendo rituales y costumbres positivas. Todo ello hará que, tanto los niños/as como los papás disfruten de un merecido descanso durante las noches, y fomentarán en los niños/as un sano desarrollo emocional.
JARDÍN INFANTIL PÁRVULOS
DIRECTIVA