Seguimos con la serie de artículos referentes a aspectos relacionados con la formación y crecimiento de los niños/as.
En esta ocasión hemos pretendido, basados en nuestra formación y experiencia, brindarles una serie de pautas y recomendaciones sobre uno de los comportamientos que más suelen alterar tanto a papás como a mamás y que muchas veces, es origen de conflictos familiares, llegando incluso a convertirse en fuente de problemas entre el papá y la mamá, por su desconocimiento de cómo afrontar esa situación.
Son muchas las familias que nos consultan sobre este comportamiento en sus hijos/as. A través de este artículo pretendemos ampliar los consejos a todas las familias para que, llegado el momento de la pataleta, que sin duda un día u otro se dará, conozcan los motivos por los que el niño/a actúa de esa manera, y sepan cómo actuar en ese caso.
La pataleta no es un comportamiento normal
En primer lugar, deben saber que la pataleta es una reacción anormal del niño ante una negativa a una petición o acción que desea realizar. El niño puede llegar a hacer un sinfín de reacciones anormales: tirarse al suelo, agredir a los padres, correr hacia el patio, darse golpes contra el suelo, gritar hasta quedarse sin voz,…. Este tipo de conducta suele aparecer alrededor de los 2 años y tiene por objeto afirmar su personalidad y demostrar su poder ante ustedes.
Como toda conducta anormal, ésta no debe ser permitida. La primera reacción de los padres y adultos que rodean al niño (de común acuerdo) debe ser la de ignorar al niño hasta que este recupere su comportamiento normal. Desde el momento que el niño inicia la pataleta, deja de existir para los papás. Papá y mamá conversan de cualquier otra cosa y no le prestan atención. Sabemos que puede ser difícil mantenerse en esta actitud de ignorar al niño, pero es precisamente eso, nuestra atención, lo que el niño/a busca con esa pataleta, por lo que él debe ver que no la conseguirá por mucho que haga. Debemos ser firmes y estar de acuerdo papá y mamá sobre la acción a seguir. Es muy importante que papá y mamá hablen sobre esto con todos los adultos que están involucrados en la formación del niño/a, de forma que todos actúen igual cuando se presente la pataleta. Si no es así, el niño/a aprenderá rápidamente con quién le funcionan las pataletas y será un recurso que utilizará con el adulto que se lo permita.
Siguiendo con el momento de la pataleta, repentinamente, cuando el niño vuelve a una conducta normal, reaparece en escena y existe de nuevo para sus papás, quienes le pueden decir: “así te queríamos ver, como un niño grande...etc.” y hacerle alguna caricia. Con esto están dando a entender que la actitud que papá y mamá van a premiar con su atención y cariño será la normal. En los niños más grandes, se les puede explicar: “¡Nos gusta que las cosas que pidas, lo hagas en buena forma! ¡Si te negamos algo, tenemos nuestras razones, hablemos de ello!”. Con posterioridad a los 5 a 6 años las pataletas suelen desaparecen.
Una forma de pataleta o rabieta es el dejar de comer, costumbre que adoptan los niños entre los 2 a 3 años, para llamar la atención y debiera tener el mismo tratamiento. Nunca se debe castigar a un niño y menos a raíz de una pataleta, esto sólo reforzará estas conductas anormales.
A veces, los niños tienen pataletas cuando se sienten frustrados consigo mismos, porque no consiguen armar algo, porque sus padres no entienden lo que ellos dicen. Los niños mayores pueden estar frustrados a causa de su incapacidad para hacer la tarea escolar. En estas ocasiones, su hijo necesita estímulo y un papá o mamá que lo escuchen. Apóyelo diciendo: "Sé que es difícil, pero vas a mejorar. ¿Puedo hacer algo para ayudarte?" Minimice los errores y aumente o elogie sus logros aunque sean pequeños.
Otra cuestión importante es: “¿Qué hacer cuando papá y mamá no pueden permanecer impávidos ante la pataleta, por ejemplo cuando ésta se produce en un lugar público? En este caso, de gran incomodidad para los papás, el niño/a sabe que ustedes están en desventaja y que no pueden tratarlo/a como en casa (ignorándolo). La manera en que deben proceder es: sáquenlo del recinto y llévenlo a un lugar calmado en donde pueda aplicar las técnicas mencionadas. En otras oportunidades puede conversar con él y darle una advertencia (que puede y debe cumplir) explicándole la negativa o razón que motivó la rabieta del niño. Es muy importante que no ceda ante la rabieta por ningún motivo. Es mejor dar un plazo de tiempo y no pedir que la rabieta termine de inmediato, porque es prácticamente imposible.
Hay otro tipo de pataletas, que son las de tipo perturbador o destructivo, o que causan demasiada alteración en la casa; para éstas, utilice suspensiones temporales, de juegos, salidas, de horario de TV. Lo más eficaz es suspender temporalmente al niño/a en aquella actividad que usted sepa que más le agrada a su hijo/a. Trate en todo caso de actuar como padre/madre, no se burle de él, no lo ponga en vergüenza delante de otros niños o adultos. Dele tiempo a que se recupere, él es un niño, por mucha vergüenza que le haga pasar a usted, debe tenerle paciencia y actuar en forma lo más neutramente que pueda. No reaccione con ira, que el niño/a lo vea desubicado o gritándole desencajado por la situación, sería como responder con otra pataleta hacia el niño.
OTRAS ORIENTACIONES SOBRE PATALETAS O RABIETAS
Tener emociones y sentimientos, sean cuales sean, es parte de la condición humana. Sentir es vivir. La tendencia educativa en la familia y en la escuela suele ser la de controlar y eliminar cualquier manifestación abierta de los sentimientos (especialmente los negativos). Pero los niños no se inhiben, ellos expresan los sentimientos fácil y naturalmente, de forma sutil, o bien, extremadamente intensa. Sin embargo, deben aprender a manejar sus emociones ante la sociedad y a encontrar formas adecuadas de encauzar la "poderosa energía" con que nos cargan los sentimientos. Para ello, los niños dependen de la información que les proporcionan sus padres. Pero comprender las emociones y ayudar a nuestros hijos a expresarlas adecuadamente, no es una tarea fácil.
Con la primera pataleta, el niño descubre el poder que puede llegar a tener, se da cuenta que éstas son una forma de controlar y manipular a sus padres, pues ve que éstos se aburren, se asustan... y la mayoría de las veces, ceden ante las exigencias y caprichos del niño/a. De esta forma, las pataletas no cesan de repetirse y se convierten en un recurso habitual en el niño/a cada vez que algo le es negado...
No olviden nunca esto: Sus hijos/as les pondrán a prueba constantemente. Necesitarán comprobar si la unidad familiar es lo suficientemente fuerte para sostenerlos. Desearán saber si su disciplina es consistente.
Será un periodo difícil hasta que sus hijos comiencen a crecer con la seguridad de ser amados y valorados, hagan lo que hagan, y de que ustedes están "ahí" siempre para apoyarlos y cuidarlos. Insistimos en que durante este proceso será importante que ustedes reaccionen con calma y serenidad entendiendo este tipo de conductas, evitando en ustedes mismos sentimientos de fracaso, culpa,...
El “consuelo” (lo escribimos entre comillas) es que deben saber que no es un asunto que afecte sólo a su hijo/a y a ustedes de forma única, sino que, como hemos afirmado anteriormente, es un proceso normal y relativamente habitual en todos los niños/as. Ya, si detectan que en su hijo/a se repite más de la cuenta, sin duda se debe a que en alguna ocasión la pataleta le ha servido al niño para conseguir lo que pretendía y, como los niños son muy inteligentes, lo repiten para ver si vuelven a tener suerte.
Las pataletas corresponden a una etapa evolutiva normal y necesaria en la que el niño intenta lograr su autonomía y reafirmación, debido a la adquisición de la conciencia de sí mismo, de su propia identidad y de los adultos que le rodean ("Esta es mi mamá, éste es mi papá y voy a comprobar qué límites están dispuestos a ponerme.")
Si se tratan adecuadamente estas situaciones, esta etapa desaparecerá progresivamente.
En resumen, “¿Qué hacer ante una pataleta?
• No permitir una rabieta. Cuando comience, simplemente ignórela o contenga físicamente al niño si se trata de una conducta violenta o destructiva, mostrando una actitud enérgica y firme.
• Dar al niño una oportunidad para tranquilizarse. Lo mejor es llevar al niño a otra habitación, aislarle y decirle que esperamos que estando solo se le pase la pataleta y pueda pensar que no es correcta su actitud. Lo importante es que ellos sientan que una rabieta tiene consecuencias negativas y que no merece la pena repetir la "función".
• Muy importante: no se puede razonar con un niño si está bajo los efectos de una pataleta o mal genio. Es mejor alejarse de él. Si se le riñe o castiga físicamente en este momento, incluso podemos aumentar la intensidad de la conducta que queremos eliminar. En muchas ocasiones les hemos recomendado lo importante de una buena comunicación, pero deben saber que en el momento en que el niño está en una pataleta, no se dan las condiciones para que haya una buena comunicación, por tanto es mejor esperar a que cese la rabieta
• Una vez que haya desaparecido la pataleta, haga saber al niño/a que si está enfadado por algún motivo, la pataleta o la agresividad, no es el modo adecuado de resolverlo. Dígale que entiende lo que siente, pero muéstrese enfadado por lo que ha hecho y explíquele que su conducta es inaceptable y que en adelante no se va a permitir.
• Evitar comportamientos y actitudes de lástima o sobreprotección que nos lleven a ceder u otorgar los deseos del niño. Lo importante es mantener la calma y "poner palabra" a lo que vuestro hijo está sintiendo (rabia, miedo, inseguridad...).
• Proporcionar al niño modelos de conducta controlada que le adviertan que toda conducta agresiva o caprichosa no resulta beneficiosa. Comencemos por casa, evitando que el niño vea conductas “caprichosas” en los adultos. Todos saben que los adultos no hacen pataletas en la misma forma que los niños, pero hay comportamientos que lo son, así sea sin patalear, tirarse al piso, o tirarse del pelo, y el niño/a tiene una gran capacidad para detectarlas. El niño/a no piensa “mi papá/mamá tiene una pataleta”, seguramente su razonamiento será “si mi papá/mamá hace o dice esto o aquello, consigue lo que quiere” No subestimen la inteligencia ni capacidad de aprendizaje de sus hijos/as, les aseguramos que si algo hemos aprendido en tantos años con niños, es que a ellos nada les pasa por alto, de todo se dan cuenta.
• Mostrarse contentos y orgullosos ante los primeros intentos de autocontrol del niño. Alabar su buena conducta y el hecho de haberse serenado y tranquilizado en la habitación donde ha permanecido aislado.
• Reafirmar de manera muy positiva los logros del niño cada vez que tenga un comportamiento correcto y adecuado.
• Recuerde que sus hijos están aprendiendo a CRECER y a generar confianza en ellos mismos, y que todo conflicto puede ser una oportunidad para crecer, y no un callejón sin salida.
Y para finalizar, como mencionamos siempre, es fundamental el ejemplo, el niño que vea en casa o en la familia, o en su círculo cercano, personas que actúan de forma “pataletuda” para conseguir lo que desean, no duden de que reproducirán esos comportamientos. Por eso es tan importante tener cuidado con lo que los niños presencian.
Lina María Ramírez Velásquez
José Giménez Sánchez