domingo, 10 de septiembre de 2017

MIRA CÓMO CREZCO IV, DE 7 A 9 MESES


Uno de los grandes logros en la vida de todo bebé es... aprender a estar sentado en el suelo. Al principio se balanceará de forma algo errática, y seguro se dará algún que otro coscorrón. Por eso papá y mamá habrán de ser muy cuidadosos, vigilar bien al bebé cuando se siente sobre superficies muy duras, y evitar que lo haga sobre una mesa o un lugar elevado. Poco a poco irá descubriendo por sí mismo qué es eso del “equilibrio”. Lo irá mejorando y afianzando, y cuando lo haya dominado, habrá alcanzado una nueva etapa en su desarrollo. Esto sucede aproximadamente entre los siete y nueve meses.
En esta etapa, el bebé contempla su mundo de otra manera, de una manera más similar a la nuestra, ya que se encuentra en una posición más vertical. Esto le permite girarse para observarlo todo, inclinarse para recoger sus juguetes favoritos, y comenzar a gatear de una forma más veloz que hasta ahora. Es más, A partir de ahora esa va a ser una de las maneras de descubrir su entorno. Por esta razón es habitual que muchas familias decidan comprar un “corral” donde dejar al bebé por momentos, con la finalidad que no “visite” zonas poco adecuadas para él (cocina, escaleras, …)
Comienza de esta manera, una nueva preocupación para los padres, asegurarse de no dejar al alcance del bebé ningún objeto potencialmente peligroso, ya sea por que pueda cortarle, porque se le pueda caer encima o porque se lo pueda meter en la boca y tragárselo. Si alguna vez papá y/o mamá se descuidan y lo ven cerca de algún objeto peligroso, no se debe regañarle ni gritarle. La culpa ya es de los padres, ya que el bebé hace lo que sabe hacer: investigar y aprender.
El pequeño va poco a poco descubriendo el mundo. Nuestra actitud debe ser cariñosa y firme: apartarlo de las zonas que comporten peligro y darle afecto. Si se enfada, de poco servirá darle explicaciones, ya que no las va a entender.
Lo que sí es capaz de apreciar ya de una forma muy clara es nuestra actitud. Con ella le estamos comenzando a transmitir cómo afrontar, por ejemplo, las frustraciones. Y esto es algo mucho más importante para él de lo que parece.
Que no nos entienda no quiere decir que no sirva de nada hablarle. Al contrario, al bebé le encanta, y necesita, nuestra conversación. Aunque no entienda el significado de nuestras palabras, y por lo tanto no podamos transmitirle todavía mensajes complejos a través de ellas, sí capta buena parte de la esencia de su sentido. Es decir, comprende perfectamente nuestro estado de ánimo: mucho mejor de lo que imaginamos.
“¡Papáaaas! ¡Mirad qué grande es este osito que tengo en mi cunita! Por algún motivo, los sonidos que salen de mi boquita casi no se parecen a los que hacéis vosotros, pero sé que me entendéis perfectamente. Este lugar está lleno de juguetes maravillosos, pero juego más a gusto con ellos si sé que estáis cerca. Además, así jugamos juntos. Yo tiro los juguetes lo más lejos que puedo y vosotros los recogéis. Una y otra vez. ¡Es muy divertido! Me encanta el ruido que hacen al caer e incluso me provocan carcajadas. También cuando choco unos con otros, sobre todo si veo que a vosotros os llama la atención.
Me encantan todos los ruidos, son todos muy interesantes, pero los que son muy agudos... esos son malos de escuchar” 
Estas son algunas de las cosas que ya sé y me gusta hacer:
• Ya sé a quién llamáis cuando pronunciáis mi nombre. Me giro y os miro.
• Cuando necesito mimos, estiro los brazos y os miro fijamente. Lo que no entiendo es por qué a veces no me hacéis caso... ¡prestadme atención!
• ¡Entiendo ya muchas cosas! Por ejemplo, cuando me decís “ven”, o “adiós”.
• Si me enseñáis, puedo mover la mano para despedirme. Me encanta hacerlo porque veo que os hace mucha gracia y os reís mucho cuando me veis hacerlo
• Sé decir cosas muy interesantes, como por ejemplo: “ba-ba-ba-ba-ba-ba”, o “¡TÁ! - ¡TÁ!”.
Estas son el tipo de cosas que necesito:
  • Seguridad. Lo que más me gusta es sentirme a gusto, en compañía de las personas que me son más próximas y muy querido por ellas, y limpito. También me gusta hacer siempre las mismas cosas en los mismos lugares: dormir, comer, jugar, bañarme... Por cierto, ¡es importante que respetes mis horarios! A mí también me gusta hacer esas cosas a las mismas horas.
  • Es mejor que me acostumbres a dormir solo, porque esto es fundamental para mi descanso y desarrollo.
  •  Mientras aprendo a mantenerme sentado solito, me iría muy bien que pusierais a mi alrededor cojines. Así amortiguarán los golpes si no mantengo el equilibrio.
  • No me dejéis mucho tiempo solo en el parquecito o en la silla, ya que me aburro y me pongo triste. Cuando me saquéis de ellos estad cerca, por favor.
  • Permitidme que pueda moverme por un lugar amplio. Si me ponéis los juguetes que me gustan a cierta distancia, os podré demostrar que soy cada día más capaz de desplazarme hasta ellos un poco mejor
  • Me encanta que juguéis conmigo a hacer ruidos raros. Con la boca, con sonajeros, con las palmas de las manos. Con lo que sea. ¡Me encantan los sonidos!
  •  Uno de los juegos que más me gusta es el de las palmitas.
  • Me encantan también todos los juegos de reír. Y ese de mirarnos juntos al espejo.
  • Todo lo que se repite es divertido. Repetidme las canciones que más me gustan. Repetid los sonidos que hago. ¡Me encantan las repeticiones!
  • Permitidme probar nuevos sabores y texturas de comida. Me gusta experimentar, y para mi buen desarrollo, necesito conocerlos.
  • También quiero conocer objetos muy diferentes, y mejor si cuando los conozca me vas diciendo sus nombres. 

Y hasta aquí nuestro artículo de esta semana. Nos vemos la próxima semana con un nuevo artículo.

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